Presencia, diario católico y “escuela de periodismo”
El 28 de marzo de 1952, dos semanas antes de la Revolución del 9 de abril, se publicó la primera edición de Presencia. Con el apoyo de la iglesia Católica, nació como semanario, pero iba a convertirse en uno de los diarios más importantes e influyentes de Bolivia durante los 49 años de su existencia.
Durante sus primeros 25 años, el periódico Presencia fue dirigido por el abogado y periodista Huáscar Cajías Kauffmann. Tomó la posta, en 1978, Ana María Romero de Campero quien siguiendo la pauta de su antecesor consolidó al medio como un referente del periodismo.
Al poco tiempo de su creación, “Presencia se convertiría en un diario competitivo y con una dinámica informativa destacable. La singularidad de esta iniciativa editorial fue, precisamente, que perteneciendo a la Iglesia Católica y sin dejar de promover los valores católicos, se convirtiera en un referente de información y opinión durante casi medio siglo, hasta su desafortunado cierre en 2002. Esta experiencia inédita a nivel latinoamericano de periodismo católico líder en ventas y en información tiene que ver, sin duda, con la extraordinaria personalidad del que fuera su director histórico: don Huáscar Cajías Kauffmann. Dirección que estuvo acompañada de varias generaciones de periodistas sin los que es imposible comprender el alcance del oficio de prensa a lo largo de la segunda mitad del siglo XX”, reseñan Víctor Orduna y Gustavo Guzmán en Del periodismo y sus memorias.
Desde su creación, Presencia se convirtió en una alternativa informativa de contrapeso a la prensa oficial; la que fue primero movimientista y luego, militar. Ello le valió al medio varias intervenciones y allanamientos.
“Durante el ciclo de gobiernos y dictaduras militares, Presencia se convirtió -a pesar de las limitaciones y de la censura de prensa imperante- en un espacio desde el que se articulaba la resistencia a los abusos militares tratando de contribuir a la construcción de una democracia demorada una y otra vez”, añaden Orduna y Guzmán. Prueba de ello es que en las oficinas del periódico católico la dirigente minera Domitila Barrios de Chungara instaló, en 1977, el segundo piquete de la huelga de hambre que tumbó el régimen de Hugo Banzer.
Uno de los hitos de este diario paceño fue la cobertura que realizó a la muerte Ernesto “Che” Guevara en Vallegrande, en 1967, con corresponsales como Humberto Vacaflor. Ocho meses después del deceso de Guevara, 9 de julio de 1968, Presencia publicó la primicia del Diario del Che en Bolivia.
Pero el matutino no restringía su mirada a la coyuntura política. Presencia impulsó a escritores hoy consagrados con el suplemento Presencia Literaria, dirigido entre 1957 y 1992 por Juan Quiroz; dio espacio a los jóvenes con el suplemento Presencia Juvenil, dirigido por José Arione, y brilló con sus coberturas deportivas, por ejemplo.
Cinco décadas de oro en el periodismo, contra viento y marea, llegaron a su fin el 2 de junio de 2001, cuando se publicó el último número de Presencia. Ese día, la Conferencia Episcopal Boliviana decidió cerrar el histórico diario católico aquejado por deudas.
“La historia de Presencia está íntimamente ligada a la historia de Bolivia, en una época de grandes turbulencias políticas. Nació en un tiempo nuevo, en pleno parto de la Revolución Nacional, y fue testigo de la lucha de los bolivianos por la conquista de la democracia en los años siguientes. Testigo y protagonista, porque siempre estuvo presente con su voz orientadora en defensa de los valores democráticos y los derechos humanos, civiles y políticos”, escribe Juan Carlos Salazar en el prólogo del libro Presencia, una escuela de ética y buen periodismo, que recoge testimonios de destacados periodistas que pasaron por la redacción de este medio.