La Calle, el periódico del nacionalismo

La Calle, el periódico del nacionalismo

El 23 de junio de 1936 se publica en la ciudad de La Paz el periódico La Calle. Identificado como “el matutino del Partido Socialista”, La Calle fue durante una década palestra para las ideas nacionalistas que iban a materializarse en abril de 1952.

“El periódico La Calle fue producto de la sublevación popular de mayo de 1936. Su primer número se difundió el 23 de junio de ese año. Combatió al imperialismo, defendió al pueblo y enarboló las banderas del nacionalismo. Ese atrevimiento, 10 años después, iba a ser pagado con sangre. El 21 de julio de 1946, el mítico matutino cayó inmolado junto con el presidente Gualberto Villarroel, quien fue victimado y colgado por los liberales en un farol de la Plaza Murillo”, escribe Miguel Pinto Parabá en el artículo La Calle y el levantamiento de mayo del 36.

La Calle combatió a los intereses mineros de los “barones del estaño” (Patiño, Hoschild y Aramayo) que contaban entre sus medios a La Razón y contó para este propósito con las firmas de intelectuales nacionalistas de la talla de Augusto Céspedes o Carlos Montenegro. El precio fueron varios cierres y clausuras de parte de los gobiernos de turno.

Eduardo Ocampo, en su Historia del Periodismo Boliviano, describe así la importancia de este periódico:  “El acontecimiento periodístico más importante del año 1936 fue la fundación del diario La Calle. Esa empresa se hizo realidad gracias al esfuerzo del combativo escritor Augusto Céspedes y del dinámico periodista Armando Arce. En su inquieta redacción se agruparon intelectuales de la valía de Carlos Montenegro, José Cuadros Quiroga, Nazario Pardo Valle y de otros elementos que habían militado en las filas del Partido Nacionalista creado durante el gobierno del doctor Hernando Siles, o bien en otras facciones ciudadanas que estuvieron comprometidas en la llamada ‘generación del Centenario’”.

Y añade: “La Calle, vocero popular e impregnado de las tendencias socializantes que germinaron a la sombra del militarismo encaramado en el poder para rehuir las responsabilidades de la contienda con el Paraguay, impugnó cruda y sistemáticamente a la oligarquía reaccionaría denominada ‘la rosca’. Desde su celebrada sección ‘Monos de Wall Street’, los redactores de La Calle atacaron a la Standard Oil Co., a las ingratas derivaciones del proteccionismo en favor de las empresas molineras del país; a los convenios de explotación petrolífera con el Brasil y a la construcción del FF. CC. Corumbá-Santa Cruz, y (a) los tratados suscritos por el entonces canciller de la República, Alberto Ostria Gutiérrez”.

En el editorial de su primer número, el medio exponía sus principios:  “La Calle, diario socialista que tiene el fin primordial de servir al pueblo, les pide que acudan a nuestra casa a formular cualquier denuncia contra los patrones, dueños de fábricas, autoridades arbitrarias y levantar quejas en general, para que desde estas columnas hagamos campaña de depuración social, ya que no es posible que se continúe con el mismo método y procedimiento anteriores, causa del malestar colectivo (…) Compañero obrero: venga usted a formular, mediante este diario, que es suyo, todas las quejas y reclamaciones que considere urgentes y de justicia”.

Hasta su cierre, en 1946, La Calle vivió cinco clausuras debido a su franca defensa de los principios nacionalistas. La trágica muerte del presidente Gualberto Villarroel significó la muerte del emblemático periódico.