El “Che” fue noticia y regeneró el periodismo
La captura y muerte de Ernesto “Che” Guevara en Bolivia fue noticia de alcance mundial en octubre de 1967. La cobertura de la presencia del guerrillero significó un reto para los periódicos y agencias nacionales que no contaban con los medios ni humanos ni económicos para tal trabajo. No obstante, la prensa nacional salió airosa de la prueba e incubó una nueva generación de periodistas que se han convertido en referentes del oficio.
Guevara (1928-1967) fue uno de los ideólogos y comandantes de la Revolución cubana. Llegó a Bolivia con la misión de implantar un movimiento guerrillero que emane el socialismo a toda América. Entre marzo y octubre de 1967 comandó un grupo armado en territorio chaqueño, que fue finalmente desarticulado por el ejército boliviano con la muerte del “Che”.
“A fines de los 60, alrededor de la cobertura de la guerrilla de Ñancahuazú se forjó una nueva generación de periodistas y una nueva forma de concebir el periodismo desde una conciencia crítica del país. En cierta medida, el Che fue para el periodismo lo que la Guerra del Chaco para la política. A través de Guevara y sus desdichados muchachos se descubrió, otra vez, un país profundo y ajeno. Significó un punto y aparte para el periodismo y para la forma en que éste se impregnaba de la realidad de un país dramático”, sostienen Víctor Orduna y Gustavo Guzmán en Del periodismo y sus memorias, y añaden:
“En torno al Che todo fue materia de noticia: su presencia sospechada, su persecución, su identidad, su captura, el agente de la CIA, el matador Mario Terán, sus últimas palabras, el pizarrón y la maestra, la lavandería, sus diarios, sus manos, su carta a Fidel, el destino de su pipa y hasta la forma en que ‘miraba’ una vez muerto. Tras su rastro estuvieron grandes periodistas bolivianos -como Ángel Torres, Humberto Vacaflor, Juan Carlos Salazar y Raúl Rivadeneira, entre otros- que luego se volverían un referente del periodismo nacional. De algún, modo todos descubrieron al Che; todos tuvieron derecho a alguna primicia”.
La primicia de la presencia de gente armada en Ñancahuazú fue dada el 15 de marzo por David Cabezas , corresponsal de la Agencia de Noticias Fides (ANF) y Hugo Delgadillo, del diario Presencia. Pero sus reportes no se publicaron hasta el 26 de marzo, tres días después del primer choque armado, cuando hubo fuente oficial.
“¿Qué hacemos? ¿Cómo organizamos la cobertura?, preguntó a sus colaboradores el sacerdote jesuita José Gramunt de Moragas, director de Fides, en la mañana del 27 de marzo. Con la tinta todavía fresca, los periódicos desplegados sobre su escritorio anunciaban a toda página el bautizo de fuego del grupo insurgente. ‘Un oficial, seis soldados y un civil fusilados por guerrilleros’, titulaba Presencia. Había preocupación en la redacción de ANF, la única agencia de noticias de Bolivia. ANF contaba con un solo hombre en la región, David Cabezas, y carecía de recursos para desplazar a otros periodistas a la zona. La solución vino de la mano de dos agencias internacionales, la alemana DPA y la española EFE, que accedieron de inmediato a financiar el viaje de un enviado de Fides para compartir la información”, narra Juan Carlos Salazar, el entonces veinteañero periodista elegido para la cobertura.
“Así llegué al sudeste boliviano, inmediatamente después del estallido rebelde, con tres mudas de ropa, una libreta de apuntes, una cámara fotográfica y una máquina de escribir portátil Olivetti, compañera inseparable de los corresponsales de guerra de la época, para una cobertura de unos pocos días, pero que se prolongó por nueve meses”, añade Salazar en el libro La Guerrilla que contamos, escrito en autoría con sus colegas corresponsales José Luis Alcázar y Humberto Vacaflor.
Ellos y otros periodistas -como Ángel Tórres de El Diario o Gustavo Sánchez de Los Tiempos– tuvieron que sortear varias dificultades en la cobertura: fueron obligados a vestir uniforme militar, eran vigilados por el ejército y debían esperar hasta días para que sus notas lleguen, vía aérea desde Camiri, hasta sus redacciones. Así se forjó una generación de periodistas, con el olfato del investigador y la pluma del cronista, que dejaron huella en la prensa nacional e internacional.
“Para el desarrollo del periodismo nacional el Che ha sido definitivo – reafirman Orduna y Guzmán-. Es, con seguridad, el suceso del siglo XX ocurrido en territorio boliviano que más atención informativa internacional ha concitado. El volumen de portadas, noticias y referencias informativas y editoriales constituye sin lugar a dudas un récord. Un récord que sigue creciendo puesto que, como todo ‘mito’ contemporáneo hecho para el consumo masivo, el Che no se agota, sigue siendo una fuente viva de información, opinión y especulación”.
Ocho meses después del deceso de Guevara, 9 de julio de 1968, Presencia publicó la primicia del Diario del Che en Bolivia. El 28 de agosto de 1997, 30 años después de su muerte, el guerrillero volvió a ser noticia cuando se exhumaron sus restos cerca de Vallegrande.