Muertes icónicas de periodistas

Marcelo Quiroga Santa Cruz y Luis Espinal Camps:

un legado para la libertad de expresión

Se trata de dos asesinatos emblemáticos para Bolivia. Con ambas muertes se causó una herida profunda a la libertad de expresión y la democracia. El gremio periodístico mantiene preceptos que dejaron estos activistas y líderes sociales.

Tras varios años de enfrentarse a escenarios dictatoriales duros y al asedio permanente de los que se incomodaban por su presencia, el destino de ambas figuras icónicas está profundamente entrelazado por el ejercicio de la libertad de prensa. Quiroga Santa Cruz, escritor, político y economista, y Espinal, sacerdote y periodista, compartieron una vocación común: la defensa de la justicia social y el derecho a la información.

Marcelo Quiroga Santa Cruz (1931-1980) es en la actualidad una figura indispensable en la política boliviana. Fue miembro del Partido Socialista y líder del movimiento revolucionario en los años 60 y 70, su vida estuvo marcada por un firme compromiso con la democracia y la justicia social.

También fue cineasta y periodista. Su única incursión en el séptimo arte fue la realización del cortometraje “El combate”. Como labor periodística, fundó y dirigió el diario El Sol (1965), que tuvo una escasa duración, pero se caracterizó por un contenido de dureza crítica y denuncia política, así como también fundó el semanario cultural Pro-Arte.

Silenciar y matar una voz necesaria

El 17 de julio de 1980, Marcelo Quiroga Santa Cruz fue secuestrado y asesinado en circunstancias que reflejan el contexto de represión y violencia política de la época. Su muerte, en manos de la dictadura militar encabezada por Luis García Meza, se produjo en un período de gran agitación política. El informe de la Comisión de Verdad y Justicia de Bolivia detalla que Quiroga Santa Cruz fue torturado y asesinado tras su captura, en un acto que buscaba silenciar su influencia política y su crítica al régimen.

 

Luis Espinal (1932-1980), por su parte, fue un sacerdote jesuita que se convirtió en un crítico feroz de la dictadura militar y un defensor de los derechos humanos a través de su trabajo periodístico y sus escritos.

Y es que para Espinal la noticia, la información no era un producto matemático, neutro o fríamente objetivo, “sino que tiene necesariamente una dimensión de opinión e ideología”.

Precisamente sostenía que la función del periodista es necesariamente política, porque trabajar por el bien de la comunidad es algo estrictamente político. Pensar en un periodismo apolítico sería como pedir al vigía que sea ciego, comenta. Espinal ejercía el periodismo no por mera difusión, sino que también buscaba provocar cambios en una sociedad marcada por la desigualdad y la represión.

Fue docente, fundó la carrera de Comunicación de la Universidad Católica de Bolivia y también fundó el semanario Aquí.

El periodismo, un compromiso con la verdad

Luis Espinal también encontró un trágico final el 22 de marzo de 1980. Su asesinato fue el resultado de su valentía como periodista y crítico del régimen militar. Espinal había escrito extensamente sobre las violaciones de derechos humanos y la corrupción del gobierno. Su último trabajo, “La revolución de la esperanza”, es una valiente denuncia del autoritarismo que, según testimonios, fue un factor clave en su muerte.

Espinal fue secuestrado, torturado y asesinado por un grupo paramilitar vinculado al régimen de García Meza. La brutalidad de su muerte, junto con la posterior desaparición de su cuerpo, generó una ola de indignación nacional e internacional, subrayando el peligro que enfrentan los periodistas comprometidos con la verdad en contextos de represión.

El desafío frente al abuso

Para el reconocido periodista y escritor, Juan Carlos Salazar, ambos líderes, Espinal y Quiroga, han tenido una presencia importante dentro de la opinión pública. “Su actitud (Espinal) contestataria y crítica frente al poder, que es lo que corresponde a todo periodista, le generó muchas enemistades y fue un momento que marcó un antes y un después en el periodismo boliviano”.

Salazar apunta que los autores de ambos asesinatos nunca pagaron su delito y esa “es una deuda que tiene el país, que tiene el Estado boliviano para superar estas injusticias”.

 

Juan Carlos Salazar
Periodista y escritor

La relación entre las muertes de Quiroga Santa Cruz y Espinal y el periodismo es evidente en la manera en que ambos utilizaron sus plataformas para desafiar el statu quo. Quiroga Santa Cruz, a través de su liderazgo político y sus escritos, y Espinal, con su labor periodística y crítica social, encarnaron el papel fundamental de la prensa en la denuncia de injusticias y abusos de poder.

La valentía de Espinal como periodista y el compromiso de Quiroga Santa Cruz con la verdad y la justicia resaltan la importancia del periodismo en la defensa de los derechos humanos y la democracia. Sus muertes representan el alto costo de enfrentar regímenes autoritarios y la constante amenaza que enfrentan los periodistas en el ejercicio de su labor (Sánchez, 2010).