El periodismo, según Luis Espinal Camps
Poeta, cineasta, jesuita español nacionalizado boliviano y periodista, él fue Luis Espinal Camps, con un legado importante en la historia de Bolivia y con un rumbo marcado de la libertad de expresión y periodismo. A más de 40 años de su asesinato durante la dictadura de Luis García Meza, se mantiene vivo su pensamiento.
“El periodista, ante todo ha de ser los ojos y los oídos del pueblo. Él investiga y comunica al pueblo las informaciones que éste necesita para la vida democrática, para ser soberano; ya que en una democracia real se gobierna en nombre del pueblo, para el pueblo, y lógicamente ante los ojos del pueblo”, esa fue una de sus tantas frases que aún dirigen el ejercicio de muchos periodistas en Bolivia.
Es sin duda una figura emblemática en la historia del periodismo en Bolivia. Su vida y obra reflejan un profundo compromiso con la justicia social y la verdad.
Espinal llegó a Bolivia en la década de los 60 y rápidamente se involucró en el ámbito del periodismo, destacándose por su enfoque crítico y comprometido. De acuerdo con el periodista, político y escritor Carlos Mesa, Espinal “representaba una voz valiente y comprometida con los valores democráticos”.
“Vender tu trabajo, pero no tu conciencia”
Y es que para Espinal la noticia, la información “no es un producto matemático, neutro o fríamente objetivo, sino que tiene necesariamente una dimensión de opinión e ideología”.
Precisamente sostenía que la función del periodista es necesariamente política, porque trabajar por el bien de la comunidad es algo estrictamente político. Pensar en un periodismo apolítico sería como pedir al vigía que sea ciego, comenta.
“Todo esto supone que el periodista asalariado vende su trabajo, pero no su conciencia. Su trabajo se lo debe a la empresa periodística, pero su honestidad y veracidad se la debe a su pueblo. Esta separación entre lo que se debe a la empresa y lo que se debe al pueblo pone al periodista en esta situación conflictiva, tan frecuente en la historia del periodismo y tan presente en nuestro próximo pasado nacional”.
Espinal ejercía el periodismo no por mera difusión, sino que también buscaba provocar cambios en una sociedad marcada por la desigualdad y la represión.
“Callar es lo mismo que mentir”
Estuvo afiliado a la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), trabajó en diversos medios, incluyendo la revista Mundo Nuevo, donde sus artículos abordaban temas sociales y políticos con una perspectiva incisiva. Su enfoque estaba dirigido a denunciar las injusticias y abogar por los derechos de los sectores más desfavorecidos de la sociedad boliviana. Esta postura le ganó tanto admiradores como detractores, y su estilo de periodismo de denuncia y análisis crítico se convirtió en una referencia para otros periodistas comprometidos con la causa social.
El semanario Aquí justamente recopila todos los artículos y apuntes de Espinal.
Contra la censura
Su trabajo lo llevó a enfrentarse a situaciones de riesgo, y su actividad crítica fue vista como una amenaza por los poderes establecidos.
Espinal utilizó el periodismo como una herramienta para desafiar el status quo, exponiendo la corrupción y las violaciones a los derechos humanos, lo cual lo convirtió en una figura destacada en la lucha por la libertad de expresión en Bolivia.
Fueron afirmaciones importantes que Espinal difundió contra la censura, aquí algunas de ellas:
“La verdad nos da miedo, y por esto hemos inventado algo tan absurdo como la censura”
“La censura se dedica a prohibir o a recordar la verdad en las comunicaciones, para que la verdad no haga daño a nadie”
“La censura trata al país como a niños pequeños: se nos quiere ahorrar el tener que pensar; y por esto se nos sustraen las ideas diversas; porque las ideas diversas hacen pensar, al poner en tela de juicio nuestros pensamientos tal vez rutinarios. La censura ya piensa por nosotros, y nos da solamente las verdades que nos convienen, así las ideas se sirven en mamadera”
“Es más fácil censurar que alfabetizar, es más simplista censurar que convencer o propagar la cultura. La censura es uno de los más logrados productos del subdesarrollo”