Radios mineras
Otro pasaje y caso importante de la historia radiofónica de Bolivia, y que es reconocido como un rasgo mundial de la radio en América Latina, es la presencia de las radios mineras, conjunto de una veintena de emisoras surgidas en los años 40 y de las que a la fecha persisten algunas de ellas, aunque con un papel diferente.
Estas radios aparecieron en diferentes centros mineros estatales de la región andina, donde los mismos trabajadores, con el aporte individual desde sus salarios, permitieron conseguir en propiedad equipos de transmisión, además de posibilitar el funcionamiento de sus propias estaciones.
Este caso introdujo la figura de la radio de propiedad social o de carácter colectivo como un hito de la comunicación social del mundo. La primera radio minera habría salido al éter en 1947, con el nombre de Radio Sucre, y se localizó en las proximidades del distrito minero de Siglo XX.
Aparte del papel importante de las emisoras mineras en los procesos políticos que atravesó el país, acompañando las luchas obreras y de resistencia a gobiernos totalitarios, militares y de facto, estas radios se constituyeron en el más significativo semillero de la formación práctica de un gran número de informativistas y productores de radio, los que por largo tiempo alimentaron a los medios de difusión de carácter comercial de las grandes ciudades.
Uno de los recursos de la programación de las radios mineras fue la introducción de emisiones de auditorio. Así como las primeras estaciones surgidas en la ciudad de La Paz que siguieron el mecanismo de contar con espacios para recibir a sus oyentes, algunas estaciones mineras que tenían posibilidades para hacerlo, dispusieron junto a sus estudios la instalación de salas de auditorio. Radio Vanguardia, de la localidad minera de Colquiri, en La Paz, destacó por años en la oferta de espacios que convocaban a la proximidad de sus oyentes. Para este fin las radios contaban con auditorios similares a salas de cine, donde, en butacas bien dispuestas, se esperaba ver a los locutores preferidos.
Estos escenarios estaban pensados para articular alrededor de la radio toda una dinámica cultural y de circulación informativa ciudadana, alternando el entretenimiento con el fomento a las expresiones folklóricas y musicales, además de impulsar la actuación de personajes que combinaban el trabajo teatral con el de la locución en radio.
En 1945 se funda la Radio La Voz del Minero en Siglo XX, Potosí, una de las más antiguas y que sobrevive hasta hoy. Siguió radio 21 de Diciembre, en Catavi, y se calcula que hasta 1956 ya había por lo menos 19 emisoras mineras en funcionamiento. Para los años sesenta sumaban 23.
Las radios mineras de propiedad efectiva de los sindicatos mineros tuvieron presencia en Siglo XX, Huanuni, Catavi, Colquiri, Caracoles, Viloco, Corocoro, Oruro, Milluni, Machamarca, Japo, Kami, Potosí, Morococala, Santa Fe, Ánimas, Santa Ana, Telamayu, Pulacayo, Chorolque, Quechisla, Miraflores, Siete Suyos, Bolsa Negra, Tazna-Rosario, Uncía, Llallagua y Bolívar.
La única emisora minera no sindical pero que se suma a este conjunto fue Radio Pío XII de Siglo XX, instalada el 1 de mayo de 1959 por sacerdotes oblatos. Su propósito era erradicar el alcoholismo y hacer frente a las tendencias comunistas en las minas. Pero la emisora hizo un giro hacia el sentir de la población minera al conocer su lucha y advertir las injusticias cometidas por el golpe militar del general René Barrientos Ortuño. Por este motivo, Radio Pío XII en ocasiones fue blanco de la intervención militar, con agresiones y destrucción de equipos, al igual que las radios mineras, con el propósito de acallarla.